31.3.06

Un paisaje al que no nos deberíamos acostumbrar

Hace unos días caminaba por el centro de Concepción (en el secto de los Tribunales específicamente) pénsando en quizás que tontera cuando una voz muy fina interrumpe mis divagaciones: "Joven, me compra un parche curita?". Al fijarme, me doy cuenta que esa pregunta viene de una niña que no debía tener más de 4 años. A unos metros estaba la que supongo que era su madre con un bebé en un coche. Esa imagen no me la pude quitar de la cabeza durante varias horas. ¿Qué futuro le puede esperar a esa niñita, que en vez de estar en su casa jugando o estudiando, está en la calle poco menos que pidiendo limosna? ¿Acaso su madre no pensó en las condiciones en que tiene a su hija antes de cometer la irresponsabilidad de traer otro niño al mundo?

Me crié en una familia humilde, sin grandes privilegios, donde mis viejos se sacaban la cresta para alimentarme, educarme y vestirme, pero siempre tuve la idea de que mi única preocupación a esa edad era estudiar y jugar. Nada más. Por eso es que este tipo de cosas me choca. No hay reforma ni mejora al sistema educacional que sirva si no está el verdadero compromiso de los padres de querer darles un futuro mejor a sus hijos.